El frío en la diáspora
Campestre siempre ha querido comprarse unas botas de invierno, pero su economía es tan precaria a pesar de sus tres trabajos. Se las imagina, se ve con sus botas puestas cubriendo sus pies de las temperaturas bajo cero. La ropa de invierno es cara y las botas mucho más, tener ropa de invierno es una opulencia para un migrante indocumentado como Campestre, de 76 años, sin derechos laborales